martes, 22 de marzo de 2016

EL VIAJE


El 5 de Marzo de 2016 comenzó mi aventura como Au Pair en el Reino Unido. Cogí el avión en el Aeropuerto de Barcelona por la mañana y en cuestión de dos horas ya estaba en el Aeropuerto de Gatwick, a treinta minutos en coche de mi nueva casa.



 



El Aeropuerto de Gatwick es muy grande, pero esta muy bien señalizado. No tuve ningún problema en recoger las maletas y encontrar la salida.


Me vinieron a buscar mi host dad  y su hija mayor, con un globo de Frozen y una pancarta con mi nombre. Todo un detalle por su parte. Por mi sorpresa, el coche era enorme y las maletas entraron perfectamente. La verdad es que fue un gran alivio porque me preocupaba que tuvieran un coche pequeño y no cupiesen las dos maletas grandes.


El camino a casa pasó muy rápido. Intenté hacerme a la idea de que el cielo encapotado lo vería prácticamente todos los días, aunque aún tengo la esperanza de ver algún rayo de sol de vez en cuando. Pensé en el dicho que dice "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" y es verdad. Ahora entiendo porque se vuelven locos los ingleses cuando tienen un día soleado, a mí también me suele pasar. Cuando salimos de la autopista, empecé a observar como se movía la gente, o más bien dicho, como conducía. Por mi sorpresa no hay apenas paso de peatones, señales ni semáforos. Es un milagro encontrarlos. Da miedo ir en coche por las urbanizaciones, aunque después me di cuenta de que andar es casi igual de peligroso, teniendo en cuenta de que el peatón no tiene ninguna prioridad para cruzar la calle... 


Una vez llegamos a casa, me enseñaron todas las habitaciones y me dieron varios regalos de bienvenida. Estaba tan asombrada por la emoción que cualquier cosa me impresionaba. Nada tiene que ver con España: ni el tiempo, ni las casas, ni la gente... Es cuestión de días acostumbrarse a todo eso. En realidad tienen muchísimas cosas buenas, solo hay que querer verlas.  






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